
Con profunda tristeza les informamos del fallecimiento de César Orbea, nuestro guardián nocturno en la Fundación Rosalia, quien dedicó más de veinte años de su vida a velar por nuestra misión. Su partida deja un vacío inmenso en nuestros corazones. César era mucho más que un guardián; representaba seguridad y una presencia reconfortante.
Fiel a su misión, cuidaba de la Fundación, sus instalaciones, sus empleados, las mujeres y los niños que se beneficiaban de ella. Durante más de dos décadas, asumió esta responsabilidad con una rigurosidad y una dedicación ejemplares. Lo recordaremos cerca de la calle, anotando meticulosamente en su cuaderno todo lo que podía suceder durante la noche. Su presencia era conocida y respetada por todos en el barrio.
En Pascuales, una comunidad a veces difícil y marcada por la inseguridad, César era un pilar de tranquilidad. Gracias a él, nunca se comprometió la seguridad del lugar ni de las personas. Más allá de su papel como guardián, César era un hombre alegre y profundamente unido a su familia y compañeros.
Descansa en paz, nuestro querido César.
Esperamos que allá arriba encuentres a las Hermanas de la Misericordia, a quienes protegiste con tanto esmero y que te querían profundamente. Gracias por todo lo que hiciste, por todo lo que fuiste.
Permanecerás por siempre en nuestros pensamientos y en nuestros corazones.
Nuestras más sinceras condolencias a su familia y seres queridos.